En mis frecuentes viajes de Cercanías por los barrios de Madrid y alrededores, me suelen asaltar las dudas existenciales. Absorto en tan importantes asuntos, es relativamente frecuente que acabe cogiendo el tren de Aranjuez en vez del de Parla, o que tras bajarme de un convoy vuelva a coger el mismo en la dirección contraria, dándome cuenta de mi error a las 3 o 4 paradas repetidas (tras preguntar a mis alucinados compañeros de viaje si han cambiado el recorrido de la línea o algo).
Aquella mañana, tres cuestiones me rondaban. En primer lugar, debo decir que he decidido definitivamente que mi anuncio megafónico favorito es "próxima estación: Al--calá!!!", con ese maravilloso acento femenino de la infravalorada y anónima voz que me alegra las gélidas esperas de andén. Incluso por delante de un clásico como el aguardentoso y amenazante "les recordamos que no está permitido fumar en el recinto de la estación" de Atocha. Dos preguntas más atormentaban mi mente. ¿Aragonés o Del Bosque?. ¿Rijkaard o Guardiola?. Entonces miré mis apuntes de Micro, y allí estaba la clave de ambas. Stackelberg!. Líder-Seguidor. Ventaja de mover primero. Opción a en las dos cuestiones. Dadme creadores, pioneros, funambulistas sin red. Que los imitadores surgen siempre después. Pueden tener incluso más mérito...pero no es igual.
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