La banda sonora de mis recuerdos de aquel curso santanderino 2002-2003, primer año de universidad, podría resumirse en cuatro discos compactos que acabo de descubrir después de mucho tiempo entre las olvidadas cajas de la balda superior de mi estantería del piso de Larra.
Como si de un hallazgo arqueológico se tratara, voy repasando cada álbum y abrazándolo con lágrimas contenidos como a un viejo tesoro hace mucho tiempo perdido. Efectivamente, aquí está el Greatest Hits de Simon y Garfunkel que parece llevar escrito Javier Ruiz Alonso / Alberto García Varillas en la portada. Revolver y Abbey Road son probablemente y todavía mis joyas preferidas de los Beatles.
Y escarbando hasta el fondo del santuario, pienso en aquellas clases del Gran Causelo, Macaya, y los compañeros de clase que estuvieron, los que están y a los que espero volver a encontrar algún día. Como si de un mensaje del destino se tratara, descubro finalmente la delicatessen que me dejaron los Reyes de aquél invierno: la despedida musical de un George Harrison ukelele en mano, con muchas cosas que decir. Porque es cierto que, al final, aunque a veces no sepamos hacia donde vamos, el camino nos lleva allí...donde quiera que sea ese lugar.
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