Si por algo se conocía a Larry Bird, estrella de la NBA en
los ochenta, era por su inteligencia sobre la pista de baloncesto. Una de las
características distintivas del alero de los Boston Celtics era el uso de ambas
manos a la hora de tirar a canasta, a pesar de ser diestro de nacimiento. Siendo su porcentaje de acierto con la mano
derecha sobresaliente ( de los mejores de la historia, de hecho), ¿por qué entonces se "arriesgaba" a usar su mano mala?. La
respuesta nos ilustra sobre las limitaciones de la especialización excesiva en determinados contextos.
Al entrenar su mano débil y utilizarla de manera frecuente
en los partidos, el objetivo del jugador de los Celtics era mantener la
incertidumbre de su defensor sobre el siguiente movimiento que iba a realizar.
Si el defensor consideraba creíble que podía tirar con ambas manos, tendría que cubrir
ambos flancos, no pudiendo adivinar de antemano la opción de Bird para anotar
la canasta. Esa incertidumbre se perdería en el caso de tirar siempre con la
derecha., ya que el defensor astuto siempre le cubriría entonces la alternativa probable,
haciendo más difícil la anotación.
Durante años, el Pájaro de Indiana fue un icono de la liga. Y nos dejó una importante lección. A la hora de sacar el mejor partido a tus
habilidades específicas, trabajar tus puntos débiles puede tener su recompensa. Aunque, todo hay que decirlo, muchas veces el bueno de Larry lo hacía simplemente por pasárselo bien.
[1] Basado en el ejemplo desarrollado en el magnífico libro “Pensar estratégicamente”, de Avinash Dixit y Barry Nalebuff.
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