Cuando el conquistador español
Hernán Cortés (1485-1547) se disponía a emprender una de las campañas
fundamentales de la conquista de México, los hombres de la tripulación no estaban tan
convencidos como su jefe. Los motines estaban a la
orden del día, e incluso una peligrosa conspiración para cambiar el mando fue
desbaratada en el último momento. Fue entonces cuando Cortés tomó una decisión
que puede parecer sorprendente: barrenó las naves que les habían
transportado al lugar de las siguientes operaciones militares. ¿Cuál era su
objetivo?.
La razón principal era
estratégica. "Quemando" las naves, eliminaba en la práctica la opción de
retirada. Desde el punto de vista de un economista, podríamos decir que el conquistador redujo
drásticamente el coste de oportunidad de avanzar para sus hombres, y los
proporcionó los incentivos correctos para que lo hicieran. Después de la quema,
seguir adelante era la única opción, ya que la mejor alternativa realista había
pasado a ser quedar a la expectativa, abandonados en territorio hostil. ¿Consiguió el ardid motivar a la tropa?. Veamos
la explicación al respecto del cronista Díaz del Castillo.
“Quienes pretendían desertar se vieron obligados a
continuar en la empresa. Los que estaban a favor de la aventura, no necesitaban
artificios para decidirse: Pues,
¿de qué condición somos los españoles para no ir adelante, y estarnos en partes
que no tengamos provecho de guerra?”
Así pues, una muestra de funambulismo estratégico…que finalmente
sirvió a los propósitos del conquistador.
[1] El grabado de la imagen corresponde a Van Beeq, y lleva por título
“Cortés hundiendo sus barcos”.
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