jueves, 30 de octubre de 2014

Reflexiones de un octubre incierto (Bonus track) . Y de postre...tarta de Podemos con azúcar glass.

He intentado resistirme, pero ya puestos entremos al trapo. Después de ver con interés la entrevista de Jordi Évole a Pablo Iglesias, varias cuestiones:
- Desde el punto de vista de la estrategia electoral, casi impecable. Descarado giro al centro buscando mayorías con manifestaciones un poco forzadas pero quizá efectivas entre cierta audiencia (algo así como "tengo muchos amigos católicos...", "respeto al Papa...", "sean bienvenidos los votantes del PP...", "Tenemos vocación de mayoría..."). Me gustó especialmente (desde el punto de vista estratégico) la explicación de por qué dudan en presentarse con las siglas de Podemos en las municipales (básicamente, "sí algún candidato se nos va de las manos y roba, eso dañaría nuestro principal activo, que es mostrarnos como ajenos a la casta, y esto nos perjudicará en las generales") y también el órdago más o menos disimulado ("si pierdo me voy..."). Realmente el único pero es que habló demasiado y dio pistas del plan. Me encantaría conocer la opinión del gran causelo al respecto.
- Quizá de tanto azúcar que le echó al mensaje, llegó a hacerse empalagoso. No parecía el mismo que entonó, esta vez sí entre afines, aquello de "el cielo no se alcanza, se toma por asalto". Matizó casi cada una de las propuestas estrella ("bueno, veremos lo que podemos hacer"..."el salario mínimo lo subiremos, pero exactamente no sabemos cuánto..." "la deuda que sea justa la pagaremos...")
- Ya hablando como (quizá) frío y conservador economista. Anumerismo total, campante y preocupante. Ni una cifra con sentido. Ni una propuesta fundamentada. Lenguaje corporal de incomodidad (se tocaba la barba, perdía la mirada, cambiaba de posición sentado) cada vez que un inusualmente poco incisivo Évole le pinchaba para que concretara algo. Lo mejor: sabe que no es su fuerte, desde luego. Y cambia de tema. Aún así, paupérrimo en este área.
-En temas macro, efectista...pero tramposo. Explicación simplista y simpaticona basada en lugares comunes, digna de Revilla en Buenafente. ("si gastamos sube la renta, si la gente tiene renta, sube el consumo, si sube el consumo sube la demanda, entonces sube el empleo...)y le faltó decir que acabamos en el país de la piruleta del gasto creciente y omnipresente que se financia por inspiración divina. Especialmente hábil pero tramposa la respuesta a la pregunta sobre el efecto que tendrá la renta básica para todos sobre los incentivos a trabajar. "Qué insinúas! que los españoles son unos vagos!". Falaz de cabo a rabo. lo único que se está diciendo es que una persona exactamente con la misma mentalidad de serie tenderá a trabajar menos si tiene un colchón de renta que si no. Y resulta que no es discutible, ¡y no tiene que ver con ser vago o no!

- Hablando más de sensaciones. No le dejaría a este tío de encargado de mi patrimonio ni le compro la moto. Cuestión puramente personal. Esto ya es completamente subjetivo pero es lo que pienso.

Conclusión: esto va muy en serio. El tío tiene buena mano y la juega con gran cabeza. Conoce y aplica el plan. Pero se parece más a Nixon de lo que quisiera. En un sentido fundamental: lo primero, ganar las elecciones. Desconfío profundamente de los principios ocultos detrás del azúcar y la (esta sí acertada) denuncia de la corrupción ajena. Desconfío incondicionalmente de alguien que menciona a Lenin como referencia de algo, y que tiene alergia a los números. Me gustaría equivocarme. Pero creo sinceramente que van a ser lista más votada en muchos lugares...y no me atrevo o no quiero suponer más. 

(las citas entre comillas reflejan sensaciones que me sugirió la entrevista, no extractos literales de las intervenciones en el programa) 



Feo, fuerte y formal


El de John Wayne es uno de esos casos en los que el personaje cobra vida, disociándose del actor que le presta percha y altavoz. "Feo, fuerte y formal" reza su epitafio y el homenaje de Loquillo. Siendo original, no llega a hacer justicia a la grandeza del mito. Yo siempre le recordaré al otro lado del televisor, en la sobremesa del Domingo, con mi padre repitiendo una y otra vez la escena de For Apache que me hizo comprender por primera vez lo que era una interpretación quizá conservadora, pero épica en su contención.

[A los periodistas]

"No, se equivocan. No quedan olvidados porque no han muerto. Aún viven. Están ahí, Collingwood y los demás. Vivirán mientras exista el regimiento. Con una paga ínfima al mes y un rancho de alubias, pero puede que prueben la carne de caballo antes del final de la campaña. Reñirán en el juego, o por una botella, pero compartirán hasta la última gota de agua, llegado el caso. Cambiarán sus rostros, sus nombres, pero son ellos; son el regimiento del Ejército regular, ahora y dentro de cincuenta años. Son los mejores que existen, un regimiento del que uno puede sentirse orgulloso"


miércoles, 29 de octubre de 2014

Reflexiones de un octubre incierto (y III). Deep Throat

En un lugar indefinido del tiempo y del espacio, tuve la siguiente conversación con un profesional del mundo de las finanzas, de cuyo nombre, (internacional) empresa e (importante) cargo no quiero acordarme.
Marshall-Hicks: "¿Qué te pareció lo de Deloitte en Bankia? parece que les van a multar por prestar servicios de consultoría a la vez que se supone que controlaban las cuentas de la compañía. Juez y parte, vamos..."
Señor X: "Sí, me sorprendió leer de lo que les acusan...porque nosotros hacemos punto por punto lo mismo. Se supone que no podemos prestar servicios de consultoría a empresas que auditamos...pero en realidad lo que hacemos es facturarlo todo a través de auditoría y seguir asesorando y vendiendo proyectos. Todo supuestamente legal...pero más de una vez nuestros propios auditores han tenido que validar lo que nosotros hacemos...Así que normal. Casi espero que lleguen los de Podemos y acaben con todo"
Es por eso que, tras leer sus intenciones, enviémosle fuerzas a Luis de Guindos para que de una vez por todas tome cartas en el asunto y se mantenga firme. Parece que va por el buen camino. Eso espero. O dentro de poco tendremos más agujeros de esos que paga el contribuyente. Sin comerlo ni beberlo. Más madera en breve, hasta completar el imperfecto cuadro que empezamos a delinear.

lunes, 27 de octubre de 2014

Reflexiones de un octubre incierto (II). El ingeniero De Pascuale

Digamos en primer lugar que fue un encuentro largamente esperado. El día que conocí al ingeniero De Pascuale y a su querida familia resultó ser una tarde desapacible en la capital del reino, de esas que no acaban de descargar los lagrimones a pesar de lo cargado del ambiente. Tras las presentaciones oficiales y la primera ronda de viandas de la tierra asturiana, llegó el tiempo de la charla, que dio para analizar desde las diferencias de bravura entre la anchoa del cantábrico y la mansa y cobarde de Mar del Plata hasta la conveniencia u oportunismo político del sol inca de la bandera nacional Argentina.

Sin poder disimular mi curiosidad, recorrimos adelante y atrás décadas de la turbulenta historia económica argentina. Cazadoras que triplicaban su precio en unos instantes debido a la hiperinflación, taxistas convertidos en expertos tratantes de divisas, procurando poner su dinero a salvo en verdes dólares, mientras gobiernos populistas privatizaban a manos y carteras llenas. Fue entonces, ya entonados por el cálido brebaje de la casa, cuando mirándome fijamente, mi interlocutor dio con la clave que desde entonces aparece recurrente en mis pensamientos sobre el tema.

"Pero lo peor de la inflación es que multiplica la desconfianza entre  individuos. Descohesiona la red, deslía una madeja tejida durante generaciones de colaboración. Mientras que vos pensás que la otra parte te está cagando, ves en el rostro del otro la desconfianza. Ninguno de los dos salís satisfechos de la transacción. Y eso es un desastre para el sistema" 

El asunto es que el ingeniero tiene toda razón. Con el agravante de esa ley universal que dice que la confianza tarda mucho en tejerse pero un instante en recorrer de vuelta todo el camino transitado. Lo extendería más allá del ataque del dragón inflacionario, y la cadena me lleva (como no) a Leijonhufvud. Hablemos de tarjetas black, impunidad y jueces juzgados en vez de los verdaderos delincuentes. De grandes empresas de auditoría en un fino alambre construido de facturaciones astronómicas a costa de ser juez y parte. Auditan mientras consultan y presionan al regulador para mantener la red por si ocurre una desafortunada caída. Hablemos de una ciudadanía que despierta y cuestiona el estado de las cosas, apoyando opciones políticas basadas en la denuncia de la putrefacción. Y estaremos situados de lleno fuera del camino, en esa oscura región de los fenómenos retroalimentados que nos alejan más y más de la senda de autorregulación del sistema. Fuera del pasillo neoclásico.

Casualidad o no, es precisamente desde el literal centro de nuestra querida Argentina desde donde Leijonhufvud vuelve a alzar la voz. La economía como red de contratos basados en la confianza mutua. Y el sistema financiero en el centro de todo. Necesitamos volver a los compartimentos estancos que mejoren la estabilidad conjunta del sistema, y replantearnos la función de los bancos centrales, debido a las implicaciones que sus supuestamente neutrales políticas tienen sobre las distribución de la renta entre individuos. No es de recibo que se les den facilidades para obtener dinero a tipos bajos y acto seguido lo metan en deuda de los estados, aprovechándose del diferencial de tipos para obtener una rentabilidad vetada a resto de los mortales. Estoy tentado de hablar de casta, y eso es un verdadero síntoma de que Podemos es hijo de nuestro tiempo. Un tiempo que a mi querido ingeniero de Pascuale no le pillará por sorpresa, y que parece alejarse al menos temporalmente de ese capitalismo que viene del que nos habla Juan Urrutia. Tampoco se le escapan las claves de nuestra incierta realidad a un profético Leijonhufvud, del que no me resisto a reproducir un revelador pasaje. No sin antes recomendar la lectura completa del documento que enlazo,

"But financial systems can become “fragile”. When this is the  case, one default can trigger an avalanche of defaults. Most avalanches are small and self-limiting. But in extreme cases  they can take down very large portions of the web of contracts. A major collapse of the web will be associated with a breakdown in the economic organization of a country and  widespread unemployment of labor and other resources. But it  is more serious than that. A default avalanche leaves a myriad of broken promises in its wake. Social relations are disrupted  by distrust and recriminations all around. Effective political action becomes almost impossible. Extremist movements on  the right and on the left threaten the stability of the political order. It is of the utmost importance, therefore, that a great collapse of the web be stopped – somehow..."

Traducción (libre)

"Pero los sistemas financieros pueden llegar a ser "frágiles". Cuando este es el caso, una fallo en el pago puede desencadenar una avalancha de impagos. La mayoría de las avalanchas son pequeñas y autolimitadas. Pero en casos extremos que pueden acabar con una proporción muy grande de la rede de contratos. Un colapso importante de la red se puede asociar con una ruptura en la organización económica de un país y el desempleo generalizado de mano de obra y otros recursos. Pero es más grave que eso. Una avalancha como la descrita deja una gran cantidad de promesas incumplidas como herencia. Las relaciones sociales se ven perturbadas por la desconfianza y recriminaciones por parte de todos. La acción política efectiva se vuelve casi imposible. Movimientos extremistas de la derecha y de la izquierda amenazan la estabilidad del orden político. Es de la mayor importancia, por lo tanto, que una gran caída de la red de contratos sea detenida...  de alguna manera... "



Reflexiones de un octubre incierto (I). ¡Hay que cacarear!

A pesar de no haber llegado todavía al año 60, el descontento de la juventud posterior a la Segunda Guerra Mundial ya se hacía notar, quizá a cuentagotas, en ese mar de aparente prosperidad que eran los Estados Unidos de América posteriores al conflicto. Las generaciones transcurren, y a pesar de que muchas veces el cambio sea para volver a lo mismo, un pequeño épsilon de mejora habrá merecido la pena. Es por eso que estando en las antípodas de lo que representa Podemos, entiendo lo que dice el conservador Hernández Mancha, y en cierto modo me encuentro en el mismo barco que Pablo Iglesias y compañía al contemplar como los pastores que creíamos benevolentes ordeñan la vaca del Estado del Bienestar (ese que se debería escribir con mayúscula y letra setentaydos) para beneficio de sus cuentas en Suiza. Es la hora del cambio, y espero que así se manifieste en las próximas citas electorales. Espero que mi generación, quizá adormecida por el calor de una democracia ya familiar en la década de los 90 alce la voz, como lo está haciendo, y tome las riendas. Sí me gustaría (y esto lo hecho en falta) mayor rigor en las propuestas y soluciones planteadas. Dadme diez Fernández-Villaverdes por cada brindis al sol de Pablo Iglesias o Alberto Garzón con promesas irrealizables y poco sustentadas. Si la banca pública ha sido un desastre allí donde se ha puesto en marcha, y se ha convertido en un chiringuito con barra libre para los insiders, tomemos nota y no repitamos el error. Escuchemos y nombremos a los expertos. No más colocaciones a dedo ni reguladores que cruzan la puerta giratoria para convertirse en bien remunerados consejeros. Recuperemos el Estado de Derecho, caiga quien caiga. Y eso pasa por el cambio. No debiéramos permitir ruedas de prensa sin preguntas ni sesiones del Congreso en las que el "y tú más" calla la voz profunda de un pueblo ya hasta las narices de chorizos. No querría repetir, pese a su belleza descarnada, los primeros versos del aullido de Allen Ginsberg (aquí el poema entero).

"He visto las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, histéricos famélicos muertos de hambre arrastrándose por las calles..."

Es por ello que elijo una fuente más cercana a aquellos que fuimos niños en la segunda mitad de los felices (¿?) 90. La inquisitiva pero decidida voz de un niño perdido ya mayor, que no senil. No Ginsberg sino Spielberg. Recordando a un viejo y olvidadizo Peter Pan, todavía bajo la sombra del eterno capitán Garfio, que no se puede abdicar del deber. Y que el destino de Nunca Jamás nos pertenece.

"¡Hay que volar! ¡hay que luchar! ¡Hay que cacarear! ¡Y salvar a tus hijos!"




domingo, 26 de octubre de 2014

Hammond de pata negra

Una clase magistral de cómo dejar las cosas claras en 44 segundos. Para acto seguido asumir la situación sin mirar hacia atrás y sin rencores de esos que carcomen. Hammond de pata negra. Desde hace un lustro, me la pongo todos los 26 de diciembre. Esta vez, lo adelanto dos meses. Será que me hago viejo.
"Sabes mejor que nadie que me fallaste
que lo que prometiste se te olvidó..
Sabes a ciencia cierta que me engañaste
aunque nadie te amaba igual que yo..
Lleno estoy de razones para despreciarte..
y sin embargo quiero que seas feliz..."


sábado, 25 de octubre de 2014

Octubre y el viento del cambio

Como bien sabe Pablo Iglesias, octubre es mes de revoluciones y crisis, y quizá la fecha de la fundación de Podemos como partido no tenga nada de casual. En 1917, los rusos acabaron con la segunda servidumbre bajo el régimen de los zares, y empezaron un sueño que saltó en pedazos el día que el muro de la vergüenza pasaba a ser nada más que un collage de grafittis. Unos años más tarde, la Bolsa de Nueva York vivía uno de sus días más negros. Final de los felices 20 y umbral de la Gran Depresión de los 30, el acontecimiento transformó la visión de los economistas, desde posiciones cercanas más propias del "Por qué tocas" de Amador al nacimiento de toda una disciplina nueva: la macroeconomía (entonces y todavía) imperfecta delineada por ese pintor mpresionista de nombre Juan, Meinardo para los amigos.

Por los caprichos de la historia, quiso la casualidad que fuera en este mismo mes de 1973 cuando la primera crisis del petróleo sacudió las keynesianas convenciones de un mundo todavía inocente, llevando consigo tanto el final de la edad de oro del crecimiento en los países occidentales como la multiplicación de las barbas masculinas y el redescubrimiento de Playmobil como opción viable debido a su austeridad en el uso del plástico juguetero. Los dados del cambio no faltarían a su cita en 1977, esta vez en la dormida piel de toro que habitamos. Los pactos de la Moncloa disiparon los nubarrones de una todavía incipiente democracia, abriendo las ventanas a la libertad. Quizá había adoquines bajo la arena de la playa, pero las cosas se explicaron y salimos adelante.

Aquí estamos otra vez, en este octubre de tarjetas black. Sopla el viento del cambio. Esperemos que en la buena dirección. En las próximas semanas, escribiré en el blog mis ideas al respecto.

PD: la maravilla que enlazo a continuación fue interpretada por primera vez, como no, un Octubre de hace ya un tiempo.



sábado, 18 de octubre de 2014

Corocotta, cántabro indomable

Cuenta la leyenda que mientras otros presumen de derechos históricos, el primero que los reivindicó fue el montañés Corocotta. Probablemente inspirado por la ancestral bravura de los bisontes prehistóricos de las pinturas rupestres, decidió presentarse él mismo para cobrar la recompensa por su captura. Y no, no era de Bilbao (aunque seguro que tenía un primo). Sino de esa tierruca entre el mar y la montaña cuyo nombre muchos olvidan al volver la vista al brumoso norte. Lo imagino como los galos irreductibles de Astérix. Noblote, bruto, antilaredano...y poniéndose ciego a anchoas, haciendo las veces de mágica poción.
(Dedicado a Juan Antonio Cebrian, que nos dejó un octubre de hace ya 7 años)

Pinchad el siguiente enlace para escuchar la leyenda de la voz de Cebri

jueves, 16 de octubre de 2014

Hey Jude, retruécano temporal

Cuando Jaime Pablo escribió Let it be, hacía ya tiempo que el submarino amarillo de los cuatro de Liverpool se adentraba sin vuelta atrás en el abismo de una separación sin retorno, que dejaría a la música popular huérfana para los restos. Quizá abrumado por lo oscuro de los tiempos en aquel umbral del año 70, el mensaje invita a la inacción esperanzada, casi de fervor trascendental. Déjalo estar, es lo sabio, la recomendación de la madre Mary. Nunca gustó demasiado a Lennon la píldora, a pesar de la magistral envoltura y el tono azucarado del acompañamiento. Y debo reconocer que a mi tampoco me deja tranquilo, aunque sea sabio consejo en situación límite. 

Es sin embargo fascinante que el propio Paul se diera a sí mismo réplica retroactiva, en lo que podríamos considerar un retruécano temporal o, viendo las cualidades del sujeto, un viaje temporal en toda regla. Y es que resulta que unos años antes, en 1968, escribía la clave de su inquietud futura. ¿Dejarlo estar? Sí, Después de cogerlo, llevarlo muy dentro y mejorar la canción. Hace ya diez años, el 25 de mayo de 2004 yo estaba allí, en cuarta fila del Molinón. El día que comprendí la respuesta, susurrada al cielo asturiano entre el aplauso de la multitud.

"Hey Jude, don't make it bad
Take a sad song and make it better
Remember to let her into your heart
Then you can start to make it better..."



domingo, 12 de octubre de 2014

Welcome to the (capitalist) jungle


Para bien o para mal, el capitalismo moderno es una jungla. Porque además de indudablemente salvaje y de tener en la cumbre del ciclo de la vida a leones de dientes largos y tarjetas black, todo el resto de hormiguitas que cada día nos levantamos con expectativa de un mañana más próspero estamos conectadas entre sí por un delicado y las más de las veces invisible equilibrio, más frágil de lo que nuestras sofisticadas televisiones de plasma parecen sugerir. Y es que sucede que como bisagra de todo el mecanismo se encuentra el sistema financiero, que básicamente se encarga de trasladar el ahorro conjunto de todos a proyectos de inversión que nos dan de comer. Así, mi actual puesto de trabajo es probablemente resultado de que un día el señor Montero pidió un crédito para montar el chiringuito, y sigue devolviéndolo en cómodos (o no) plazos. Ese crédito salió precisamente del ahorro de todos, depositado convenientemente en una entidad de préstamo o irresponsable caja. Añadiendo un épsilon más de riesgo, técnicamente, por cada depósito realizado, el banco puede guardar una parte y prestar el resto. Con el sistema de créditos se favorece la inversión (emprender actividades), pero también se consigue que la confianza sea una variable crítica. Si todos vamos al banco a la vez a retirar nuestro billete verde, ¡No habrá suficiente!, y tendremos que recurrir a la vieja máquina de imprimir de ese Rey Midas llamado Banco Central Europeo.


Queda claro y meridiano por tanto que una de las piedras angulares del sistema es esa especie de catalizadores de la reacción química económica que llamamos bancos. Por eso los rescatamos con el dinero de todos cuando son muy grandes y están en problemas. la teoría económica (que no la práctica) es clara al respecto: rescatar bancos, NO banqueros (estos a la cárcel si han gestionado ilegalmente. Y a responder con su patrimonio de las pérdidas). Es evidente por tanto, que sí sabemos lo que hay que hacer para humanizar lo salvaje. Vigilar riesgos y concesión de créditos, encarcelar ladrones, y prevenir a la población sobre las amenazas latentes o no tanto de la que nos alerta el siempre agudo Leijonhufvud. Porque si el sistema financiero cae, caeremos con él, por la vieja ley de la jungla. Aunque los de Podemos no lo entiendan, y sigan pensando en términos de granja colectivista.