1981 fue un año duro para la economía estadounidense. Después del repunte agudo de la inflación que siguió a la revolución iraní del 79 y que posiblemente contribuyó a desalojar de la Casa Blanca a Jimmy Carter, la terapia de choque de Paul Volcker al frente de la Reserva Federal consistió en cerrar de tal manera el grifo de liquidez que los tipos de interés repuntaron a niveles en los que pedir un préstamo se convertía en una aventura poco recomendable. Es muy factible que no fuera casualidad que precisamente el 81 se convirtiera en el año con más crímenes y atracos de la historia de la ciudad de Nueva York.
Fue precisamente en septiembre de aquel oscuro periodo de desempleo y caras largas cuando Simon y Garfunkel reaparecieron ante medio millón de personas en Central Park. Llevaban separados más de una década, y volvieron, precisamente como puente sobre aguas turbulentas, al rescate de una ciudad que nunca los olvidó del todo. Y se mostraron imperfectos pero compenetrados. Fríos pero auténticos. Como si aparentemente no hubiera pasado el tiempo, pero a la vez con el bagaje de más de diez años de desencuentros siempre presente. Fue el momento perfecto para lanzar su mensaje, y esta maravillosa interpretación de The Boxer es para mí el instante cumbre de la actuación. Al inicio, Garfunkel aparece cruzado de brazos, se nota la tensión. En el 0:26 se adelanta y mete la pata. La sonrisa de Simon es la del viejo amigo que reencuentra por fin a su compañero de siempre. Garfunkel sigue tenso. En el 2:34 llega la sorpresa. Una nueva línea, no incluida en la grabación original. "Después de cambios sobre cambios, seguimos siendo más o menos los mismos". Sonrisa abierta de Paul. Habrá que esperar hasta el 4:19 para el gesto de complicidad de Art. Prácticamente, la canción dice más por los silencios y miradas que lo que expresa la letra. Imperfecta y quizá tosca interpretación. Pero una maravilla irrepetible, representativa de un tiempo y una amistad. Acompañada de un último grito profético de resistencia al cielo de la Gran Manzana. Los años duros pasaron y pasarán. Pero el recuerdo de los golpes permanece.¡Genios!
"n the clearing stands a boxer
And a fighter by his trade
And he carries the remainders
Of every glove that laid him down
And cut him till he cried out
In his anger and his shame
“I am leaving, I am leaving”
But the fighter still remains..."
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