Pico Tres Mares. Imagen tomada de esta maravilla de web.
Peñas arriba, más allá del valle de Polaciones, se levanta el Pico Tres Mares, único en todo el territorio peninsular por ser fuente de aguas que desembocan en cada una de las franjas litorales de la piel de toro. Desde sus más de dos mil metros, es y será testigo mudo del papel vertebrador de las tierras de La Montaña y de sus habitantes sobre el resto de sus vecinos en esa realidad cambiante que discutimos como España.
Porque, desde que lo descubrí en los bonitos mapas de un inolvidable facsímil de Conocimiento del Medio, entendí que los cántabros desde nuestra recoleta tierrruca podemos combinar a la perfección la dualidad del amor al hogar y la vocación de apertura y de comunidad. Montañeses de nacimiento y españoles de vocación, como los afluentes del tresmares.
Plurales y diversos como las tierras que riega el río eterno. Siempre orgullosos de las raíces, como ese Ebroque se despide en catalán, pero de alguna manera remolonea en forma de delta. Y sobre todo, no excluyentes y con altas miras. Como atestiguan desde tiempos inmemoriales los Picos adecuadamente llamados de Europa. Bien harían en tomar ejemplo algunos, que en su provincianismo miope quieren monopolizar el estado de la opinión. Dejadme que diga la mía. Que viva Iván de la Peña, el fútbol Holandés, Mikel Laboa y las hamburguesas del Thanis de la misma nacionalidad. Larga vida a las bravas de Malasaña y del Zatón regadas con sidrina asturiana. Y también a esa eterna indefinida que en su realidad diversa nos acoge a todos en convivencia mutua. Venga Xavi, que te veo tímido, así que te ayudo. Visca Catalunya. Aúpa Cantabria. Y que viva España, tú!
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