Este enero se cumplen 50 años de la muerte de Winston Churchill. En plena Beatlemania (es curioso que el segundo nombre de Lennon se lo pusieron en su honor), Ias grúas de la orilla del Támesis se inclinaban para dar su último adiós a un hombre improbable, contradictorio, inclasificable y con varias personalidades. El último verdadero gobernante de un imperio. Bonitas imágenes de una época. De entre todas sus ocurrentes frases y lo dijeron de él, me quedo con dos extractos de sus discursos y otra descripción magistral del personaje llevaba a cabo por Alan Brooke, jefe de su Estado Mayor durante la guerra.
Churchill, en pleno bombardeo de Inglaterra por parte de los Nazis (1940).
"Defenderemos nuestra isla, lucharemos en las playas, lucharemos en las pistas de aterrizaje, lucharemos en los campos y las calles, lucharemos en las colinas; y... nunca nos rendiremos".
"Preparémonos para nuestros deberes y no dudemos de que si el Imperio Británico dura mil años, los hombres del futuro dirán... "aquella fue su mejor hora""
Alan Brooke, después de la guerra:
"Y lo curioso es que 3/4 partes del mundo piensan en él como uno de los grandes estrategas de la historia (...) y el otro cuarto no tiene ni idea de la amenaza pública que ha representado durante la guerra (...) Sin él, Inglaterra estaba irremediablemente perdida. Con él, hemos estado al borde del desastre una y otra vez. Nunca he odiado y admirado a la vez alguien de igual manera. Nunca extremos tan opuestos se han combinado en el mismo ser humano..."