lunes, 2 de noviembre de 2015

La esperanza de la ciudad del lago vuelve a casa


Después de atravesar una dura crisis del sector local manufacturero durante los años 60 y 70, la ciudad de Cleveland llegó a ser conocida por los lugareños como "The Mistake on the Lake" (el error sobre el lago, en traducción aproximada). La racha de mala suerte se extendió incluso a los equipos deportivos de la ciudad, con una sequía de títulos que se extiende hasta la actualidad, y que le ha valido a la urbe del americano Estado de Ohio ser reconocida oficialmente por ESPN como la más sufrida entre todas las ciudades con equipos profesionales en las grandes ligas. Aunque es de justicia reconocer que la economía sí mejoró con el paso del tiempo, todavía falta un primer título que devuelva la alegría de la victoria a la desesperada afición de orillas del lago Erie.
Estando en esas parece que por fin han encontrado a su particular Escudo de Roble, que les lleve a la reconquista de lo que nunca debieron perder. Lebron James, hijo del Estado, como Thorin de Erebor, sucumbió temporalmente a la fiebre del oro, y la sació con dos ventajistas títulos en Miami. Pero ahora ha vuelto a casa. Como el hijo pródigo, no deberían reprocharle nada. Este año, y lo digo ya abiertamente, voy con los Cavs. Voy con Lebron, aunque no me emocione especialmente su juego. Por la fe que tuvo el año pasado, que le hizo meterse en las finales con más de medio equipo lesionado. Por reconocer que quizá no hizo bien yéndose al camino fácil del sol de Florida, cargarse el equipo y la ciudad al hombro e intentar acabar con más de 30 años de frustación. Por ser ya treintañero del 84. Y sobre todo, porque merece una oportunidad de volver a casa y ser profeta en su tierra, haciendo esta vez las cosas como tiene que ser. Ojalá derrote la maldición del dragón y libere la ciudad de los hombres sobre el lago. Y consiga la piedra del Arca en forma de anillo que, esta vez sí, creo que se merece más que nadie.