viernes, 6 de septiembre de 2013

Tark "The Shark". Al filo de la navaja.

Nevada es el Estado de las apuestas. Separado de Utah durante la guerra de secesión, el corazón de este territorio desértico fue el lugar elegido para levantar la ciudad de Las Vegas. Muchos años después de su fundación, el entrenador Tarkanian decidió jugársela con el equipo de la universidad estatal.

Con métodos de captación en el borde de la legalidad (o directamente ilegales), reunió a un grupo con poco gusto por hincar codos, pero gran habilidad en la cancha. Lo de menos era la graduación de sus pupilos, el único objetivo era la victoria. Y con un superequipo formado entre otros por Larry Johnson, Greg Anthony o "Plastic man" Augmon consiguió la mayor diferencia de puntos de la historia de las finales NCAA. Luego vendrían los escándalos de sobornos, falsificación de notas, contratación ilegal... Por un momento, Tark The Shark tocó la gloria. El baloncesto de sus runnin' rebels fue maravilloso. Pero para mí, no fue más que la repetición de una historia tan vieja como la humanidad. El fin no justifica los medios. Por muy bonito que sea el resultado.


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