sábado, 31 de agosto de 2013

Bernard, el rey de Brooklyn


Nunca un hombre estuvo tan identificado con una afición. Bernard era el alma de los Knicks, representaba a la perfección la mezcla de rebeldía, ironía, espíritu cosmopolita y naturaleza trabajadora del sufrido aficionado de la Big Apple. El bueno de King marcó a fuego a generaciones de neoyorkinos, hasta el punto de que icluso el creador de Expediente X lo trasladó en el tiempo al estilo de regreso al futuro, enfundando a Mulder en una camiseta suya...en 1973 (!!). Incluso su nombre tenía la sonoridad y el impacto adecuado para hacer historia.

Nos cuenta el gran Bill Simmons en su magnífico libro que el rey de Brooklyn fue un anotador compulsivo. En palabras del Basketball Jesus "fue absoluta y completamente imparable durante la primavera del 1984". Una lesión de rodilla limitó su carrera, pero su manera de atacar constante y sin tregua y de machacar a dos manos las ilusiones del rival quedaron grabadas en la memoria de los exigentes aficionados del Madison. En palabras del gran Marv Albert. "Here's King for the left side....Yesssss!!! FORTY (..) five Points for Bah-Nard King!!!









El sueño baloncestístico del candidato Obama


Cuando el todavía candidato Obama se dio cuenta de quién era el conductor contratado para la siguiente fase de la campaña de elección, en su mirada se dibujó el asombro de encontrarse con un ídolo de juventud. "Es Lorenzo Charles...necesito hablarle en persona". Días después, con la emoción de un niño pequeño, tuvo la oportunidad de estrechar la mano del gran hombre y compartir una distendida charla bajo la atenta mirada del servicio secreto.

Y es que años antes, en 1983, la Universidad de North Carolina State emocionó a América consiguiendo una de las mayores proezas de la historia baloncesto universitario. Tras una serie de partidos de infarto, vencidos todos tras ir perdiendo al principio del último cuarto, derrotaron en la final nacional a la todopoderosa Universidad de Houston. 

Quiénes eran las estrellas del rival?. Un tal Drexler y un tal Olajuwon. ¿Con qué armas contaba el North Carolina State?. Con un entrenador todo corazón y los Cardiac Kids, un plantel de desconocidos jugadores dispuestos a todo. Partido empatado, a falta de pocos segundos, la prórroga parecía inevitable. El tiro no parecía bueno...pero entonces emergió el Gran Lorenzo. Canasta y locura. El entrenador Jim Valvano corría sin saber a quién abrazarse. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Habían cumplido un sueño y enamorado a un país. Después, ni Charles ni sus compañeros triunfarían en la NBA. Pero...¿ a quién le importa?. Desde luego, al actual presidente de Estados Unidos no. 

Descanse en paz, Lorenzo Charles.



Kansas, la tierra del viento

Literalmente, el nombre del territorio de Kansas hace referencia a sus antiguos pobladores indios, autodenominados "gente del viento del sur". 

Como bien pudo comprobar Dorothy en el Mago de Oz, el Estado del Girasol, situado en el corazón de la Unión, no es precisamente conocido por la brisa agradable en las tardes de verano. Un buen día, tres muchachos decidieron adoptar el nombre para su grupo de música. Y en aquellos tardíos 70, lanzaron un sencillo que ni el más violento tornado podrá borrar de la memoria colectiva.






Kurt Warner, una cuestión de confianza


Missouri pasa por ser el Estado escéptico por excelencia. Su lema oficial lo dice todo: "Show me" (muéstramelo). Así que cuando un todavía desconocido Kurt Warner (Burlington, Iowa, 1971) llegó por circunstancias fortuitas a la titularidad del equipo de fútbol de Sant Louis, no contó precisamente con una ola de fervor popular a su favor. 

Después de no ser drafteado y llegar a jugar en Amsterdam, la evidencia parecía jugar en su contra. Nada más lejos de lo que estaba a punto de pasar. Los carneros corrieron como nunca en aquel 1999. Haciendo honor a su apellido, el bueno de Kurt jugó de película y acaparó todas las portadas. Y lo mejor llegó al final. En la Superbowl contra los titanes, récord de yardas de pase y protagonista decisivo e indiscutible.

Y fue entonces, con el Champán ya descorchado, cuando los atónitos fans de los Rams aprendieron una dulce lección. A veces se necesita creer sin ver. Es, simple y llanamente, una cuestión de confianza.




La diplomacia del Ping Pong



A veces el deporte (y los Beatles) son la mejor vía de entendimiento entre pueblos. Eso debió pensar el americano Glenn Cowan cuando una serie de increíbles circunstancias le llevaron a subirse al autobús del equipo chino durante una competición de tenis de mesa.

En aquellos primeros 70, EEUU mantenía una relación abiertamente hostil con el gigante asiático, pero la supuesta "casualidad" lo cambió todo. Zhuang Zedong, campeón chino, se acercó ese día a un asombrado Cowan, le saludó afectuosamente y le obsequió con un retrato de las montañas Huangshang. Días después, el americano regaló a su rival una camiseta con la frase"Let it be" y el logo de la paz. Fue el comienzo del fin de la hostilidad. 

La denominada Diplomacia del Ping-Pong continuó después con la visita de la selección estadounidense a China, y acabó con la apertura de relaciones oficiales entre los países y el viaje de Nixon. Pero lo más importante. Demostró que entre personas de buena voluntad no hay rivalidad política que valga. Que se lo digan a Forrest, que estuvo allí. 






jueves, 29 de agosto de 2013

Keynes y la escalera al cielo


Le gustaba decir a Hicks que John Maynard Keynes fue un verdadero impresionista, al estilo de Monet o Renoir. Sin definir con exactitud el trazo de los detalles, el inglés supo ver y delinear el aspecto general de esa obra luminosa que desde entonces llamamos macroeconomía. A partir de los 60, los economistas se lanzaron a la carrera por los microfundamentos de la macro. Keynes intuyó la casa, pero ¿cuáles eran los cimientos? ¿cuál era la escalera adecuada al cielo que se intuía?.

En los 70, Leijonhufvud (con un sorprendente parecido físico a Don Quijote) planteó su visión. Dinámicas de desequilibrio que alejaban a la economía del pleno empleo en determinadas condiciones. Ausencia de la mano invisible de Smith, problemas y ruido en los mercados financieros y de trabajo. Tras unos años de pujanza, todo ello quedó en el olvido. Triunfaron los elegantes modelos de Equilibrio General Dinámico. expectativas racionales y optimización intertemporal. Música de Mozart para las refinadas mentes matemáticas de las nuevas generaciones. El problema de la estabilización parecía resuelto. Pero cada vez está más claro que fue una ilusión. No era de Mozart la sinfonía económica. Quizá tengamos que volver a los 70...y empezar por donde lo dejamos.


miércoles, 28 de agosto de 2013

Cártel Político. Sálvese quien pueda.

El Gran Causelo escribía en la pizarra a toda mecha. Y sin embargo, tenía el curioso don de detectar rápidamente las miradas de duda, a las que respondía lanzando una pregunta a bote pronto, que te obligaba a pensar rápido. Y fue precisamente después de uno de esos dardos intelectualmente provocativos cuando llegó la explicación que nunca olvidaré, por ser a la vez obvia y no haberme nunca parado a pensarla hasta ese momento. Cuando año tras año son las mismos los que compiten en un mercado para vender un bien, es razonable bajo ciertas circunstancias que con el paso del tiempo todo acabe en un pacto implícito para no molestarse mutuamente demasiado. El resultado es una conspiración en toda regla contra el consumidor. El propio Adam Smith dijo algo parecido en su momento.



Pues bien, algo de ello puede estar pasando con nuestros políticos. altas barreras de entrada que dan como resultado que siempre esté la misma gente, diferencias sobre el papel ...pero luego todos a una si se trata de cobrar dietas, pensiones vitalicias o proteger cuentas en Suiza. Quitarán la sanidad al que más la necesita, arrasarán (como ya lo están haciendo) con el talento investigador, dejarán todas las promesas en papel mojado y se lavarán las manos como Ponciopilatos del siglo XXI. Y nosotros, pobres corderitos, seguiremos votando al mismo lobo con distinto disfraz. 




Juan Urrutia, economista a contrapelo


“La mención a un “economista” evoca hoy un atildado funcionario de frente alta y ojos mortecinos parapetados tras unas gafas (…). Sin embargo, ninguno de los autores examinados en este volumen, verdaderos ejemplares de economista neoclásico, pueden ser clasificados como fríos practicantes de la Ciencia Lúgubre, sino, más bien, como hombres desgarrados por la mezcla de apasionamiento y frustración que conforma su vida y su obra..”
Contraportada de “Economía Neoclásica: seducción y verdad”. Juan Urrutia (1983)
Aún recuerdo la primera vez que tuve noticias de Juan Urrutia, y he de decir que el descubrimiento tuvo mucho de casual. En uno de mis muchos paseos virtuales sin rumbo por la maraña web de la uc3m, llamó mi atención el resumen del homenaje que la universidad tributaba a uno de sus catedráticos fundadores. A medida que se sucedían los testimonios de compañeros y alumnos, mi curiosidad crecía. Entre líneas se dibujaba un Juan vital, pionero, apasionado de la teoría económica. Un aventurero que se fue al otro lado del charco y quedó para siempre seducido por aquella macroeconomía del desequilibrio de Leijonhufvud y Clower que quizá nunca debimos olvidar.

Después de aquel encuentro, vinieron muchos más. Su correo de las Indias siempre ha sido un puerto natural contra la tormenta. Un soplo de aire fresco en esos montes nublados del norte en los que ambos tenemos parte del corazón.Y sobre todo, un lugar que me recuerda de vez en cuando por qué un buen día rellené sin mucha reflexión  aquella instancia que suponía mi ingreso en la Facultad de Economía. Hoy Juan te envío un abrazo muy fuerte.Y espero que desde tu trinchera sigas al pie del cañón. Como siempre, vamos.

Aquellos maravillosos Lakers

Recuerdo aquella jugada como su fuera ayer. Se repetía una y otra vez en las cintas VHS de aquellas finales del 87, que como un verdadero tesoro aún conserva mi padre en el estante del armario. Rebote de Jabbar, balón para Magic, carril central. Byron Scott a su derecha, Worthy por la izquierda. Mirada a un lado con sonrisa incluida, balón al otro. Todo preparado para que Big Game James extendiera el brazo e hiciera el clásico mate balón arriba marca de la casa. Ningún niño de la época dejó de imitarlo en su pequeña canasta casera de todo a cien.

Instantes mágicos que poco a poco quedan atrás, pero nunca quedarán en el olvido. Viendo el burroncesto actual de Lebron y compañía, lleno de aclarados y uno contra el mundo,  me doy cuenta de que la magia abandona estas costas. Parece el final del libro de fantasía que dos genios empezaron a escribir en aquellos años de mujeres con la permanente y bloques de cemento en primera línea de playa.

Sólo un alivio en forma de lingotazo yutúbico engaña a la nostalgia. Y todavía con el regusto añejo del parquet amarillo del Fórum, me parece distinguir al joven Trecet cubata en mano. Suena George Michael, y me siento cerca de aquellas estrellas. Esas que contemplábamos alucinados desde el otro lado del Atlántico.



martes, 27 de agosto de 2013

La mano izquierda de Larry Bird

Si por algo se conocía a Larry Bird, estrella de la NBA en los ochenta, era por su inteligencia sobre la pista de baloncesto. Una de las características distintivas del alero de los Boston Celtics era el uso de ambas manos a la hora de tirar a canasta, a pesar de ser diestro de nacimiento. Siendo su porcentaje de acierto con la mano derecha sobresaliente ( de los mejores de la historia, de hecho), ¿por qué entonces se "arriesgaba" a usar su mano mala?. La respuesta nos ilustra sobre las limitaciones de la especialización excesiva en determinados contextos.
Al entrenar su mano débil y utilizarla de manera frecuente en los partidos, el objetivo del jugador de los Celtics era mantener la incertidumbre de su defensor sobre el siguiente movimiento que iba a realizar. Si el defensor consideraba creíble que podía tirar con ambas manos, tendría que cubrir ambos flancos, no pudiendo adivinar de antemano la opción de Bird para anotar la canasta. Esa incertidumbre se perdería en el caso de tirar siempre con la derecha., ya que el defensor astuto siempre le cubriría entonces la alternativa probable, haciendo más difícil la anotación.

Durante años, el Pájaro de Indiana fue un icono de la liga. Y nos dejó una importante lección. A la hora de sacar el mejor partido a tus habilidades específicas, trabajar tus puntos débiles puede tener su recompensa. Aunque, todo hay que decirlo, muchas veces el bueno de Larry lo hacía simplemente por pasárselo bien.

[1] Basado en el ejemplo desarrollado en el magnífico libro “Pensar estratégicamente”, de Avinash Dixit y Barry Nalebuff.

lunes, 26 de agosto de 2013

Hernán Cortés y el coste de avanzar a toda costa


Cuando el conquistador español Hernán Cortés (1485-1547) se disponía a emprender una de las campañas fundamentales de la conquista de México, los hombres de la tripulación no estaban tan convencidos como su jefe.  Los motines estaban a la orden del día, e incluso una peligrosa conspiración para cambiar el mando fue desbaratada en el último momento. Fue entonces cuando Cortés tomó una decisión que puede parecer sorprendente: barrenó las naves que les habían transportado al lugar de las siguientes operaciones militares. ¿Cuál era su objetivo?.

La razón principal era estratégica. "Quemando" las naves, eliminaba en la práctica la opción de retirada. Desde el punto de vista de un economista, podríamos decir que el conquistador redujo drásticamente el coste de oportunidad de avanzar para sus hombres, y los proporcionó los incentivos correctos para que lo hicieran. Después de la quema, seguir adelante era la única opción, ya que la mejor alternativa realista había pasado a ser quedar a la expectativa, abandonados en territorio hostil. ¿Consiguió el ardid motivar a la tropa?. Veamos la explicación  al respecto del cronista Díaz del Castillo.

 “Quienes pretendían desertar se vieron obligados a continuar en la empresa. Los que estaban a favor de la aventura, no necesitaban artificios para decidirse: Pues, ¿de qué condición somos los españoles para no ir adelante, y estarnos en partes que no tengamos provecho de guerra?”

Así pues, una muestra de funambulismo estratégico…que finalmente sirvió a los propósitos del conquistador.







[1] El grabado de la imagen corresponde a Van Beeq, y lleva por título “Cortés hundiendo sus barcos”.

jueves, 1 de agosto de 2013

Reflexiones contra tablero

Con las últimas luces de una fría tarde de invierno, el desconocido comienza su ritual. Se sitúa de espaldas al aro. En un principio se aproxima dubitativo, mientras su cuerpo se interpone en todo momento entre el balón y el enemigo invisible. Cada bote de acercamiento es un latido que que se acelera, cada amago un sueño, una alternativa perdida y un recuerdo. Tras un rápido giro, el rival duda y consigue lanzar el balón. Y en el tiro van sus sueños y miedos del día.

El movimiento se repite, una y otra vez, más fluido, más natural, hasta que sale su fuego interior y se enfrenta al aro con decisión. Cada rebote es un grito desesperado por luchar y alcanzar. Y finalmente, con ayuda de la desgastada madera, consigue la canasta y levanta los brazos en señal de triunfo. Su corazón salta entre los gritos de la multitud fantasma. Y entonces la ve, y en sus ojos vuelve a comprender, y se promete luchar por ella pase lo que pase, mientras abandona el templo de asfalto y se pierde por las calles desiertas del pueblo del Norte.