domingo, 29 de septiembre de 2013

La macro de System of a Down

La Macroeconomía es una sinfonía inacabada con varias propuestas de continuación. Los neoclásicos buscaron la inspiración en Mozart, toda variación del tema principal se despliega en el tiempo y converge en torno a una palabra clave: equilibrio. La composición era bella y natural, de dinámica elegante, autocontenida en ecuaciones que ordenadamente explican mucho con poco. Una economía a la medida de Newton, pero sin la capacidad de éste de mandar un cohete a la Luna. Ocurre que lo armonioso no es real, la sopa primigenia no es vida. Y llegó Keynes, el primer romántico, un Beethoven de pasión, de subidas y bajadas, economías estancadas en el desempleo y donde la Mano Invisible de Smith no se ve porque en muchas ocasiones no está. Y con él, uno años después, la macro del desequilibrio, la idea de fallos de coordinación que hacen que la economía no vuelva al equilibrio del libro de texto, que las perturbaciones se amplifican en vez de corregirse, hasta hacerse más audibles que el tema principal. Como la bella durmiente, la corriente se encuentra, por razones variadas, en un relativo olvido. El equilibrio con fricciones es hoy el estándar (aquí, un resumen de la metodología moderna al respecto).

Quizá, y a la vista de  la última crisis práctica y teórica, se necesita una teoría cuántica de la macro que sustituya la tradición newtoniana. La incertidumbre, la incapacidad inherente de predicción, los problemas de distribución de la renta, la irracionalidad, la ética....¡y el desorden en el sistema!





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